sábado, 29 de febrero de 2020

El Asalto




Te encontré.
Te encontré hoy tirado en la calle,
tu cara fría estaba ya
tus ojos perdidos sin señales de luz
tu vida se había extinguido
no sé desde hace cuantas horas
pero ya no estabas allí,
tu alma se había elevado hasta hípnicas distancias
y solo tu dulce cuerpo estaba allí tirado.

Me asaltaste  porque, mientras mis pasos intentaban dirigirse
y mis ojos se alejaban del potente sol, te ví…
debajo del arbusto; inerte, triste, acabado, muerto…
y mi corazón empezó a lamentarse
a acarrear una pequeña tristeza por haberte visto allí
solo, sin dueño, sin aliento, sin vida.

Fue un asalto…
el asalto de tu cuerpo ante mis ojos,
el asalto de la muerte ante la vida,
el asalto que me embiste a medianoche,
y me obliga a escribir,
para no dejarte desaparecer
sin que nadie lo perciba,
sino inmortalizarte eternamente
cada día mientras exista vida.


viernes, 28 de febrero de 2020

Desvariación



Me sumergí  en un letargo mental
supuse imposible tu presencia
eras una nube de polvo brillante
que, bañaba mi cuerpo cada noche
eras esencia mas no potencia,
llegue a autosatisfacerme con tu sonido
y al abrir mis ojos, me dí
cuenta que estaba sola
que todo se había sido una invención de mi mente
un espejismo brutal,
un carnaval pintoresco salvaje,
polvo de ceniza arrojada al viento,
estrellas, nubes, ideas.
Presa de una locura enfermiza
o una enfermedad sideral,
un ciclo odioso perturbador,
un golpe sordo en mi mente,
un desastre total
o quizá una suerte imperdible
y me enredé.
No sé si gané o perdí
porque he luchado
contra espacio, tiempo, cielo, personas
y una gran nube negra que me persigue
pero que no es más fuerte que yo
nada es más fuerte que yo
ni una tempestad impetuosa,
ni una montaña de gentes,
ni millones de letras apiñadas dirigidas hacia mí.
Solamente la fuerza divina
que ha guiado mis pasos, mi cuerpo
y me ha traído esta noche
para aterrizar a la banca de esta capilla.

jueves, 27 de febrero de 2020

Un canto solitario




En la iniciada penumbra de la noche se observa una silueta
Es un ave que a lo lejos emite un canto
Y mientras yo lo observo, procedo a capturar esa imagen
Una imagen tan triste, tan lóbrega, tan amarga y a la vez, tan dulce:

Es triste porque ese pequeño ser del cual proviene se encuentra solo,
Lejos de su manada quienes volaron lejos de él y rápidamente le olvidaron.

Es lóbrega porque no solamente ese pequeño cantor se encuentra solo
Sino que yo también lo estoy y me siento identificado en él
Por consiguiente guardo su imagen en mi memoria a fin de no poder olvidarlo.

Es amarga porque  la negra penumbra que lo envuelve
no tiene oídos para escuchar su alabanza
y yo me encuentro tan lejos que tampoco puedo oírla
y deleitarme con sus pequeñas notas.

Es dulce porque en medio de todas las circunstancias que la encierran
Trae consigo un alivio a mi alma agotada de tantos sinsabores.

Y de repente…

El pequeño cantor terminó su trino y se elevó en lo negro del cielo
Hasta desaparecer de mi vista llevándose en su vuelo los últimos segundos de este día
Y el calor agolpado de los techos, de las casas, de la tierra y de mis sienes.


Pequeña Oneyda

Amanece Tu cuerpo desplegado yace blanquísimo Sonreís Acerco mi mano a tu piel Solo nosotros conocemos cuanto duele la vida La quietud inmac...