Hay una hora en mi barrio, pasadas las seis
Cuando los perros dejan de ladrar y se ponen a llorar
El llanto tiene tantos temas
Los perros los conocen todos
Han elegido uno para llorarlo, solo ellos lo saben
Cada noche, se esfuerzan por expresarlo a sus amos
Por medio de una elegía
Los humanos no entienden nada
Solo comen, hablan, van a las iglesias, se embriagan,
No les queda tiempo para escuchar ni a sí mismos
Cada perro entonces, poco antes de las diez
Cansado de ser incomprendido
Apaga su lastimoso llanto
En el centro del bullicio agobiante
Generado por la gran ciudad
Excelente, Egla. Este me ha gustado mucho. Saludos y un abrazo.
ResponderEliminarGracias por leerme
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