Hay una hora en mi barrio, pasadas las seis
Cuando los perros dejan de ladrar y se ponen a llorar
El llanto tiene tantos temas
Los perros los conocen todos
Han elegido uno para llorarlo, solo ellos lo saben
Cada noche, se esfuerzan por expresarlo a sus amos
Por medio de una elegía
Los humanos no entienden nada
Solo comen, hablan, van a las iglesias, se embriagan,
No les queda tiempo para escuchar ni a sí mismos
Cada perro entonces, poco antes de las diez
Cansado de ser incomprendido
Apaga su lastimoso llanto
En el centro del bullicio agobiante
Generado por la gran ciudad