Solo.
Soledad.
Sonidos dejados de percibir.
Sentimientos densos, duros y abstraídos,
sensación de una vida cenobita,
en un corazón solitario
que a vivir solo ya aprendió
en un estado puro universal
en un modo único asexual
clasificado por el resto con morbosidad
porque la humanidad misma es
una mezcolanza de gente con gustos insalubres
que se sacian las ganas como lo hacen los gatos, los
perros o las arañas
y luego regresan a sus casas, a sus camas, como si nada
a dormir fastidiados por el día atareado
para luego amanecer y nuevamente ir a la calle
a encontrarse íntimamente con otros rostros que surgen
con las horas,
mientras el tiempo les ataca como enemigo invisible
arrugándoles la piel a cada segundo
el tiempo ya no les tiene piedad
y los consumirá en vida.
pero mi solitario corazón
aprendió una terrible lección
fue duramente marcado
por el mundo vapuleado
mi corazón se alejó
se internó en un hueco sombrío
se albergó en un terreno tan lejano
que nadie puede fácilmente descubrir
y desde el cual, hoy observo el distante mundo
sin ánimos de regresar a él
ni un ápice de volver a él
(Ya no volveré a él)
Aunque me ofrezcan millones de alas,
prometan no volver a herirme,
Solo deseo mirar el tragaluz,
Solo a trasluz,
Solo la luz,
Solo.